La osteoporosis es una enfermedad esquelética en la cual hay una pérdida progresiva de la masa mineral ósea, lo cual genera fragilidad en los huesos y los hacen propensos a sufrir fracturas.
A pesar de que la osteoporosis no está asociada con el desarrollo de otra enfermedad, está ligada al incremento de mortalidad, principalmente en personas de edad avanzada. Por otro lado, puede desencadenar depresión en los pacientes, debido a la preocupación crónica de sufrir una fractura y a la naturaleza de la enfermedad crónica, con un tratamiento prolongado.
La osteoporosis por sí misma generalmente no suele causar ningún síntoma hasta la aparición de fracturas, haciendo que los pacientes no sean diagnosticados en las fases iniciales de la enfermedad. De hecho, se estima que el 95% de los pacientes que presentan una fractura asociada a la fragilidad no tuvieron un diagnóstico temprano de osteoporosis.
Existen dos tipos de fracturas por osteoporosis, las causadas por un traumatismo como una caída o un golpe, y las ocasionadas por movimientos o acciones naturales, las cuales se ven en los casos más severos y en donde la mayoría de las veces pasa desapercibida y solo son encontradas después de una revisión médica bajo sospecha debido a dolor crónico o disminución de la estatura.
La buena noticia es que es un padecimiento que se puede prevenir y tratar de forma eficiente.
¿Cómo se desarrolla la osteoporosis?
Como sabemos, el hueso es un tejido dinámico en constante formación y reabsorción. Este proceso, denominado remodelado óseo, tiene la finalidad de adaptarse a las necesidades mecánicas del cuerpo y mantener el equilibrio de minerales como calcio, fósforo o magnesio se mantengan en un equilibrio en todo el organismo.
Recordemos que en el proceso remodelado óseo participan 3 tipos de células: los osteoclastos, que se especializan en la destrucción del hueso que ha de regenerarse; los osteoblastos, que se encargan de fabricar hueso nuevo; y los osteocitos, que son células de hueso maduro que ayudan al proceso de remodelado óseo junto con los linfocitos, macrófagos y células endoteliales.
La osteoporosis se produce cuando la destrucción ósea es mayor a la formación, es decir, hay un balance negativo, o cuando hay un aumento del recambio óseo.
Hay personas que se encuentran en mayor riesgo, como son las personas del sexo femenino, menopausia temprana, edad mayor a 65 años, historia personal o familiar de fracturas, tabaquismo activo, consumo de alcohol, enfermedades crónicas y el uso de algunos medicamentos que causan descalcificación.
Diagnóstico temprano de la osteoporosis
Como comentábamos anteriormente, la pérdida de masa ósea es imperceptible, es decir, el paciente no siente dolor, ni ningún tipo de molestia esquelética y por ello se suele hasta que ocurre una fractura o la enfermedad está muy avanzada.
Sin embargo, sí existen pruebas de diagnóstico temprano como la prueba de la densidad mineral ósea.
La Densitometría ósea es la prueba para medir la densidad mineral ósea mediante absorciometría dual de rayos X. Esta prueba debe ser indicada por el médico acorde a la valoración personal. Por lo general, debe realizarse en todas las mujeres mayores de 65 años, mujeres después de la menopausia con algún factor de riesgo y en hombres mayores de 70 años. Se debe realizar de forma periódica para monitoreo de tratamiento una vez ya se tiene establecido un diagnóstico y tratamiento.
Si desea conocer más sobre sus huesos, lo invitamos a que continúe revisando la información de este sitio web.
Información validada por el Dr. Sergio Durán Barragán, médico reumatólogo en la Clínica de Investigación en Reumatología y Obesidad, S.C.