Una luxación es una separación traumática de dos huesos en el lugar donde se juntan, o mar en la articulación. Esto provoca mucho dolor e incapacidad para mover la extremidad luxada y normalmente va acompañada de una inflamación que inmediatamente se manifiesta como un bulto.
El hombro es la articulación más grande que se luxa con más frecuencia. ¿Cómo es que pueden ocurrir las luxaciones en el hombro? Hay de dos tipos, la luxación posterior del hombro con 10 por ciento de recurrencia y que sucede por accidentes, como la caída sobre la extremidad superior. El segundo tipo es la luxación anterior suele tener un origen traumático y se produce cuando la cabeza del húmero sale del glenoides lo que provoca un gran dolor e impedimento de movimiento. El 90% de las luxaciones corresponden a este tipo.
Las luxaciones anteriores de hombro suelen presentarse con mayor frecuencia en pacientes de entre 12 a 22 años. Una vez que una articulación se haya luxado, será más probable que se vuelva a producir esta lesión de nuevo, si son pacientes con luxaciones recurrentes pueden estar en riesgo de padecer alguna enfermedad de las articulaciones como desgaste de forma temprana, presentar miedos por la inestabilidad e incluso pueden empeorar y necesitar intervención quirúrgica.
¿Qué opciones de tratamientos existen para la luxación de hombro?
El tratamiento después de una lesión traúmatica del hombro aún es discutible, sin embargo, estudios recientes han demostrado que al menos en la mitad de las luxaciones de primera vez en pacientes deportistas se tratan con éxito bajo un tratamiento conservador.
El tratamiento conservador consiste básicamente en la inmovilización de la articulación y después iniciar terapia física para reducir el riesgo de una reincidencia en la luxación. La terapia incluye que se recupere el rango de movimiento, fuerza, propiocepción (capacidad del cuerpo de detectar el movimiento y posición de las articulaciones) y volver a las actividades funcionales.
¿Cuándo es necesaria una intervención quirúrgica? Cuando no responde al tratamiento conservador, cuando los pacientes presentan inestabilidad de la articulación y además se espera disminuir la cantidad de pérdida ósea que puede ocurrir con dislocaciones repetitivas.
Los procedimientos quirúrgicos pueden variar: van desde una reparación de la articulación hasta un injerto óseo para reemplazar la pérdida de hueso provocada por las constantes luxaciones.
El tipo de intervención quirúrgica a realizar de la cantidad de pérdida ósea, de la actividad física de la persona y del riesgo de luxaciones recurrentes. El médico tratante deberá evaluar el riesgo-beneficio de cada tratamiento para el paciente.
Información validada por el Dr. Sergio Durán Barragán , médico reumatólogo en la Clínica de Investigación en Reumatología y Obesidad, SC
