La vitamina D cumple una función esencial en nuestro cuerpo y es la que ayuda a absorber el calcio, un mineral importante para mantener fuertes y sanos nuestros huesos. En conjunto, la vitamina D y el calcio ayudan a prevenir la osteoporosis, una enfermedad que vuelve delgados y débiles los huesos haciéndolos más propensos a las fracturas.
Alimentos como el pescado, el atún, el queso y los hongos contienen de forma natural esta vitamina, sin embargo, también la podemos encontrar en aquellos alimentos fortificados con vitamina D como la leche, jugos y el yogurt. Además, a través de la piel nuestro cuerpo es capaz de producir la vitamina D al estar expuesta a la luz solar.
La vitamina D la podemos encontrar en cualquiera de sus dos formas, ya sea como vitamina D2 (colecalciferol) de origen vegetal y como vitamina D3 (ergocalciferol) de origen animal, sin embargo, su estado es inerte, lo que significa que requieren pasar por algunos procesos bioquímicos para que puedan actuar y brindarnos los beneficios propios de la vitamina.
En este sentido, el proceso para metabolizar la vitamina D es la siguiente:
- Cuando nuestra piel está expuesta a los rayos UV tipo B, la molécula 7-dehidrocolesterol que se encuentra en la epidermis, va a producir pre vitamina D3, la cual está integrada por lumisterol y taquisterol, unos metabolitos inactivos que se acumulan con la exposición solar. Por lo tanto, la exposición prolongada no produce cantidades tóxicas de vitamina D3, además, la melanina de la epidermis actúa como filtro para reducir el efecto de la luz solar en el proceso de síntesis de tal forma que previene el exceso de producción de vitamina D3.
- Luego de esta conversión, la vitamina se une a la proteína fijadora de vitamina D, mejor conocida como DBP y es transportada al hígado a través de la sangre, donde se convierte a 25 – hidroxivitamina D (25-OHD) con ayuda de enzimas como la CYP2R1.
- Esta nueva forma de la vitamina (25-OHD) llega a los riñones y se convertirá en 1,25-dihidroxivitamina D con ayuda de la enzima CYP27B1, la cual está regulada por la hormona paratiroidea (PTH). Es hasta este punto que la vitamina D se convierte en su forma más activa y comienza a realizar sus funciones en todo el cuerpo.
A lo largo de este proceso, la proteína fijadora de vitamina D (DBP) que se produce en el hígado, acompaña a la vitamina D y es la que permite que pueda desarrollar sus funciones, ya que activa sus genes y permite la interacción con otras hormonas.
Información validada por el Dr. Eduardo González Franco, ginecología y obstetricia en el Instituto Materno Infantil del Estado de México, y Biología de la Reproducción Humana y alta especialidad en Climaterio, Instituto Nacional de Perinatología.
Referencias Bibliográficas
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