Para los médicos es un reto preservar la salud ósea a largo plazo en personas con cáncer de mamá y de próstata, ya que la terapia endocrina es fundamental para el manejo de los pacientes con estas enfermedades, sin embargo, frecuentemente ejercen efectos secundarios perjudiciales para los huesos, lo cual se asocia al riesgo de fracturas, según lo reporta el artículo Salud ósea durante la terapia endócrina para el cáncer , publicado en la revista Lancet.
Se ha detectado que algunos cánceres se valen de hormonas para desarrollarse, por ello se les conoce como cánceres sensibles a las hormonas, tal es el caso de los cánceres de mamá, de próstata, de ovario y de útero. Para su manejo, justamente se utiliza terapia hormonal que bloquean o reducen la cantidad de hormonas que están favoreciendo el desarrollo de cáncer. Pero este tratamiento a la par que controla el cáncer adelgaza la estructura ósea, afirma la página de Investigación del Cáncer del Reino Unido.
En un estudio realizado en una Clínica de Rehabilitación Oncológica en Alemania y publicado en la revista Osteoporosis Internacional, se encontró que el 16 por ciento de una muestra de mil 41 pacientes, tenía osteoporosis. Como factores de riesgo que influyen en el desarrollo de la osteoporosis se identifican la edad, el peso, el estado menopáusico y la terapia de reemplazo hormonal en mujeres y el peso solo en hombres. En este estudio se encontró que la tasa de osteoporosis es elevada en pacientes con cáncer independientemente del sexo, por ello se recomienda hacer estudios diagnósticos para monitorear el estado de salud óseo de estos pacientes.
Para el tratamiento de cáncer de mama, que es el cáncer con mayor incidencia a nivel mundial, se utiliza un tipo de hormonoterapia con base en inhibidores de la aromatasa que reduce significativamente la tasa de recaída del cáncer, sin embargo, tiene una desventaja que es que en su mecanismo de accin impide la formacin de los La pérdida ósea asociada al uso de inhibidores de la aromatasa conduce a riesgo de fractura, un estudio español publicado en la revista Reumatología Clínica afirma que las sobrevivientes de cáncer de mama posmenopáusicas tienen un 15 por ciento más de riesgo de fractura en comparación con la población sana, pero las mujeres tratadas con inhibidores de la aromatasa tienen un 30 por ciento mayor de riesgo de fractura que la población sana de la misma edad.
Es de vital importancia que considere que el tratamiento contra el cáncer puede tener efectos secundarios, pero ayuda a controlar la progresión de esta enfermedad, así que te recomendamos platicar con tu médico sobre los beneficios y riesgos que tiene tu tratamiento, pero te rogamos que te apegues a él.
Si te preocupan los efectos del tratamiento en tus huesos, pregunta a tu médico qué medidas de protección puedes tomar para ti.
Los oncólogos conocen el riesgo de desarrollo de osteoporosis en estos cánceres, por ello su objetivo es mantener los huesos lo más sanos posibles, para ello es posible que recomienden medir la densidad ósea en el inicio del tratamiento y durante periodos específicos del tratamiento a fin de indicarle una opción terapéutica adecuada y complementaria si es necesario con bifosfonatos o suplementos de vitamina D y calcio, además de indicar realizar ejercicios que favorezcan a tus huesos.
Supervisión de contenido por la Dra. Lucía Comellas Kirkerup , médica internista y reumatóloga.
Referencias bibliograficas:
Rachner TD, Coleman R, Hadji P, Hofbauer LC. Salud ósea durante la terapia endocrina para el cáncer. Lancet Diabetes Endocrinol. 2018 noviembre;6(11):901-910. doi: 10.1016/S2213-8587(18)30047-0. Epub 2018 20 de marzo. PMID: 29572126.
Reuss-Borst, M., Hartmann, U., Scheede, C. et al. Prevalencia de osteoporosis entre pacientes con cáncer en Alemania. Osteoporos Int 23, 1437–1444 (2012).
Martínez, P., Galve, E., Arrazubi, V., Sala, MA, Fernández, S., Pérez, CE, & Aranfo, JF (2019). Impacto de una unidad especializada en osteoporosis sobre la salud ósea en supervivientes de cáncer de mama tratadas con inhibidores de la aromatasa. Reumatología clínica, 15(4), 211–217.